viernes, 21 de febrero de 2014

¿QUÉ DEBO HACER SI UN HOMBRE QUE NO CONOZCO QUIERE PLATICAR CONMIGO? (PRIMERA PARTE) – DÍA 8


 
Varias veces se me han acercado hombres que no conozco a hablarme en la calle y no sé cómo reaccionar. La mayoría me cae mal por la idea que yo concibo y que es comúnmente sabido de que se acercan, por lo regular, por el mero interés físico que determinada persona les puede causar. Cuando sucede esto, me enojo porque creo que  sienten como si una pareja fuera una posesión que se tuviera que ganar (y todo lo que conlleva la cultura machista). Por lo tanto, si se acercan a mí, me parece como una competencia consigo mismos o con los demás donde ellos quieren conquistar… ganar y como el que ganen o pierdan, en esos casos, depende de mí y como estoy enojada, es un goce secreto negarme o rechazarlos para yo sentir que están derrotados; lo cual me hace caer en una emoción contraria de defensa pero que también es de iniquidad, que igual coopera con este sistema y que entonces debo parar.

Cuando sé/presiento/creo que a alguien le gusto y es hombre, es como una delicia secreta porque muy dentro de mí quiero gustarles para poder tener esa emoción de vengarme de ellos como género, como cultura machista al alejarlos de mí para que, según yo, vean que no me interesan y que de alguna manera vean mi odio hacia las injusticias de género y vean el poder que tenemos las mujeres jaja. O sea, que tratando de hacer justicia, hago en realidad injustica.

Digo que no sé cómo reaccionar cuando me hablan sin conocerlos, porque en general, tiendo a no ser grosera con la gente externa a mí; me gusta la amabilidad porque es lo que me han enseñado que es lo correcto como SENTIMIENTO de justicia, es decir, por pregromación. Y además, ahora sé que en realidad simplemente es inaceptable el tratar a alguien de una forma especial o de la manera que no me gustaría ser tratada; entonces, mi sentimiento de venganza y mi sentimiento de justicia chocan y me mantengo en una posición intermedia de actitud odiosa y amable. Si considero que se me pasa de dosis alguna de las dos, me siento, o culpable por portarme grosera, o culpable por “someterme” a la “voluntad” de un hombre. A veces, imagino a las demás chicas o a mi mamá o a mi tía en mi situación cortándolos de tajo y es cuando me digo a mí misma “han de estar acostumbrados, no me debería sentir mal por hacerlo igual, debería rechazarlos instantáneamente como las demás. No debo seguir su juego si es algo que me incomoda”.

Entonces pasa otra cosa, me enojo más con ellos por seguirme hablando cuando además (según lo que creo) saben que me molestan porque es algo notorio y pienso “¿por qué diablos sigue preguntándome cosas si ve que miro a todos lados tratando de poner atención en todo menos en él?” ¡Me molesta demasiado! Pero cuando llegan a preguntarme “¿No te molesta?” no contesto con honestidad. No sé si responder la verdad, que para mí, es bastante notoria, o comportarme “educada” entonces mi típica respuesta se convierte en un “No” bastante dudoso en incómodo.

Pero ahí no para mi odio y enojo, sigue incrementando cuando me pregunto si yo me atrevería a acercarme a alguien que no conozca para hablarle porque me gusta; mi respuesta es un rotundo y honesto “no” “¿por qué entonces los demás se empeñan si yo no lo haría?” pienso y me enfado. Yo no me acerco a las personas que me han gustado  en la calle porque sé lo fastidioso que puede ser para la demás gente. Si hipotéticamente, recreo lo que pasaría si me atrevo a hablarle, sé que si veo el más mínimo desinterés e incomodidad me alejaría sostenida bajo el principio de “querer para los demás lo que quieres para ti”. Si no hay interés no tengo porqué acercarme y siguiendo con lo hipotético, si de casualidad le hablara a alguien más que no conozco, tendría que ser honesta con la otra persona sobre mis intenciones y que ella decida para no molestarla… y es lo que me gustaría que haga la demás gente conmigo.

Hoy, dos personas con las que coincidí en dos lugares públicos diferentes me dijeron “nada más porque eres bonita”… me siento triste e impotente al saber que la mayoría de gente nos fijemos en una apariencia física de estándares sociales y creemos excepciones por ello rigiendo nuestras actitudes en desigualdad.

La emoción de enojo asciende en cada punto que pienso. Me irrita saber que en un contexto general, los hombres sólo quieran satisfacer sus deseos sexuales y me molesta también que las mujeres tengamos presión sexual como consecuencia de esto en prácticamente TODO. Me enoja que los hombres por atender su estímulo imaginario/real sexual se permitan y cometan injusticias contra mujeres y que también nosotras permitimos. Todos, o la mayoría, lo hacemos por las circunstancias culturales, sociales, económicas y políticas de la realidad actual que a veces me parecen sofocantes, bastante crueles, incambiables y odiosas.

En el siguiente post continuaré con el perdón a mí misma y su corrección correspondiente.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario